Cuando supe la noticia de que Obama había permitido el envío de remesas de los cubanos radicados en E.U.A., y la liberalización de los viajes hacia Cuba me sentí indignada, porque quizá mi actitud y mi postura está muy parcializada y es hasta inevitable. Lo vi como que el tipo simplemente estaba dando "limosnas" para mitigar la situación real en las relaciones entre ambos países. Desde el inicio de su campaña, nunca me sentí completamente convencida de él y, al contrario, lo veía como un cabrón reaccionario socialdemócrata que a fin de cuentas y como dijo Sabina "defraudará como defraudan todos."
Tampoco voy a negar la "campaña subversiva de oposición" (risas) que aplicamos, de enviar correos masivos, incluso hasta repartir comunicados en la ciudad y la universidad, tratando de que la gente viera que ahí había "gato encerrado", sabiendo que eso no iba a tener ninguna funcionalidad ni repercusión. Incluso, en son de broma con mis amigos, les decía que realmente a lo mejor el tipo era "el anticristo" como señalaban algunas esferas, porque me sorprendía la conmoción que causaba (incluso mi madre se emborrachó de dicha); que hasta en países como Kenia, allá en la cola del mundo, festejaban como propio su triunfo.
Luego, cuando vi la foto de arriba en el periódico y el resto de los medios, lo primero que pensé fue "esta onda es el fin del mundo" sobre todo al escuchar su discurso aclaratorio que, paradójicamente, se difundía reclamando por los derechos humanos en otros países, buscando juzgar y hasta cambiar el planteamiento de sus líderes por crímenes en los que ellos llevan la delantera, siendo los verdaderos y más grandes verdugos del mundo entero. Me sentí tan perturbada, que hasta me insolé.
Pero reflexionando mejor toda esta tarde ajetreada, llegué a la conclusión que la cosa no estaba tan mal. Y si en dado caso el tipo se descubre como un farsante, no se va a negar la revolución mental y visionaria que vino a causar. Siempre he creído que estas posturas -que son intrínsecamente perjuiciosas-, como estos gobiernos pseudo socialdemócratas que buscan barnizar todo un territorio de lamentos con migajas y, por otro lado, regímenes fascistas como el de Bush, son los que dan las coyunturas en pos de verdaderos cambios. En resumen, si Obama termina desilusionando, va a causar un colapso tan grande lanzando a la gente desde las más serias alturas, que producirán golpes severos y profundos, y se va a recrudecer no sólo el odio de clase sino el deseo de luchar en contra de las desigualdades. En fin, por mucha por muy democrático que sea Obama, los gringos van a seguir siendo los gringos. Y estoy casi segura que Obama va a hacerle honor a ese apelativo de "imperior" con una política duramente imperialista.
Tuve limitantes, pero traté de seguir, aunque escuetamente, el desarrollo de la V Cumbre de las Américas. Escuchar el discurso previo del Comandante y Presidente de Cuba Raúl Castro que, extra de hacer un análisis sobre la crisis financiera mundial, dio una crítica férrea y concisa al sistema capitalista (en los últimos tres días estuve recluida sufriendo al escuchar charlas oenegeras y otras mismas chisterinas, y realmente necesitaba una buena dosis de Verdad) fue la mejor de las aperturas que se pudo hacer para la Cumbre. Mel anduvo de pitiyankee disfrazado. El resto de los discursos nos los pude escuchar.
Aunque no hubo unanimidad al finalizar la cumbre, no sé por qué pero me quedé con un halo de positivismo. Creo que, y no sólo simplemente por la cumbre, se está sajando el camino hacia una América Latina verdadera. Quizá ni yo misma llegue a ver tales cambios, pero hoy tengo una noción que en el pasado no tenía.
El hecho de que Hugo Chávez le haya regalado a Obama el libro Las venas abiertas de América Latina -una biblia para todo latino-, viene ya en este momento de la tarde en que veo la situación de manera más clara, a confirmar y a agrandar el orgullo hacia nuestro líder bolivariano, que -y estoy segura de ello-, logrará la unión de Latinoamérica; que será el motor para la fortaleza de todos estos países, y que será recordado junto a Fidel y todos aquellos que den sus vidas por estas tierras, como los héroes que lucharon contra el imperio del mal, el vicio y la mentira. Obama seguramente ni va a leer ese libro. Para qué pues, si él tiene su propia doctrina Monroe y su Destino Manifiesto.
Tampoco voy a negar la "campaña subversiva de oposición" (risas) que aplicamos, de enviar correos masivos, incluso hasta repartir comunicados en la ciudad y la universidad, tratando de que la gente viera que ahí había "gato encerrado", sabiendo que eso no iba a tener ninguna funcionalidad ni repercusión. Incluso, en son de broma con mis amigos, les decía que realmente a lo mejor el tipo era "el anticristo" como señalaban algunas esferas, porque me sorprendía la conmoción que causaba (incluso mi madre se emborrachó de dicha); que hasta en países como Kenia, allá en la cola del mundo, festejaban como propio su triunfo.
Luego, cuando vi la foto de arriba en el periódico y el resto de los medios, lo primero que pensé fue "esta onda es el fin del mundo" sobre todo al escuchar su discurso aclaratorio que, paradójicamente, se difundía reclamando por los derechos humanos en otros países, buscando juzgar y hasta cambiar el planteamiento de sus líderes por crímenes en los que ellos llevan la delantera, siendo los verdaderos y más grandes verdugos del mundo entero. Me sentí tan perturbada, que hasta me insolé.
Pero reflexionando mejor toda esta tarde ajetreada, llegué a la conclusión que la cosa no estaba tan mal. Y si en dado caso el tipo se descubre como un farsante, no se va a negar la revolución mental y visionaria que vino a causar. Siempre he creído que estas posturas -que son intrínsecamente perjuiciosas-, como estos gobiernos pseudo socialdemócratas que buscan barnizar todo un territorio de lamentos con migajas y, por otro lado, regímenes fascistas como el de Bush, son los que dan las coyunturas en pos de verdaderos cambios. En resumen, si Obama termina desilusionando, va a causar un colapso tan grande lanzando a la gente desde las más serias alturas, que producirán golpes severos y profundos, y se va a recrudecer no sólo el odio de clase sino el deseo de luchar en contra de las desigualdades. En fin, por mucha por muy democrático que sea Obama, los gringos van a seguir siendo los gringos. Y estoy casi segura que Obama va a hacerle honor a ese apelativo de "imperior" con una política duramente imperialista.
Tuve limitantes, pero traté de seguir, aunque escuetamente, el desarrollo de la V Cumbre de las Américas. Escuchar el discurso previo del Comandante y Presidente de Cuba Raúl Castro que, extra de hacer un análisis sobre la crisis financiera mundial, dio una crítica férrea y concisa al sistema capitalista (en los últimos tres días estuve recluida sufriendo al escuchar charlas oenegeras y otras mismas chisterinas, y realmente necesitaba una buena dosis de Verdad) fue la mejor de las aperturas que se pudo hacer para la Cumbre. Mel anduvo de pitiyankee disfrazado. El resto de los discursos nos los pude escuchar.
Aunque no hubo unanimidad al finalizar la cumbre, no sé por qué pero me quedé con un halo de positivismo. Creo que, y no sólo simplemente por la cumbre, se está sajando el camino hacia una América Latina verdadera. Quizá ni yo misma llegue a ver tales cambios, pero hoy tengo una noción que en el pasado no tenía.
El hecho de que Hugo Chávez le haya regalado a Obama el libro Las venas abiertas de América Latina -una biblia para todo latino-, viene ya en este momento de la tarde en que veo la situación de manera más clara, a confirmar y a agrandar el orgullo hacia nuestro líder bolivariano, que -y estoy segura de ello-, logrará la unión de Latinoamérica; que será el motor para la fortaleza de todos estos países, y que será recordado junto a Fidel y todos aquellos que den sus vidas por estas tierras, como los héroes que lucharon contra el imperio del mal, el vicio y la mentira. Obama seguramente ni va a leer ese libro. Para qué pues, si él tiene su propia doctrina Monroe y su Destino Manifiesto.
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