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viernes, 29 de noviembre de 2013

La poesía de Pizarnik y Vallejo




por Alicia Amelia Villarreal Brictson

Suele ser difícil expresar lo que leer poesía hace sentir a la mayoría de la personas, cada verso, cada estrofa propician miles de sensaciones, que juntas se conjugan y se conjuntan abriendo la puerta a sentimientos inexplicables.

La poesía como subgénero de la lírica, constituye en sí, una de las formas más antiguas del arte. Los griegos, dieron nombre a la poesía a partir del término crear, tal vez porque la poesía no implica un relato o una historia que contar, sino que requiere de infinidad de combinaciones estéticas del lenguaje para lograr su objetivo.

La poesía como medio de expresión humana, ha crecido; ha evolucionado junto con el hombre mismo. La estructura poética pasó de ser reglamentada, rígida y elitista a convertirse en libre y accesible, heredando en cada período histórico, ecos de proyección humana que rompieron paradigmas y dieron cabida a nuevos vientos de creación.

La poesía moderna, especialmente la contemporánea, ha adoptado el verso libre y la versificación como algunas de sus formas más queridas, las nuevas temáticas relacionadas no solo con el amor, sino también con el sentir y el quehacer social, con la filosofía y la metafísica, han allanado nuevas vertientes llenas de imágenes surrealistas, y de vida diaria.


Para saber de poesía, no hay como leer poesía; degustarla, masticarla y tragarla, entenderla, conocerla y apreciarla. En este trabajo se pretende, analizar de forma lingüística y semiológica las poesías En esta noche en este mundo de Alejandra Pizarnik y XLVI en Trilce de Cesar Vallejo y de esta manera proponer una lectura coherente y comprensiva de cada uno de estos poemas.

Es de vital importancia para analizar, defragmentar, descomponer para conocer, para comprender, para explicar, Zaid (1987) cree que la lectura poética, es “una lectura que puede empezar por cualquier lugar, por el principio, por el medio y por el fin” (214), sin embargo el análisis solo empieza cuando se tiene la poesía delante, cuando se ha iniciado su lectura desde todas las formas posibles.

Frente a las poesías de Pizarnik y de Vallejo, la primera opción, es Vallejo y la numérica denominación de su poema, XVIL en Trilce. XVIL, el nombre se asemeja a los poemas de Neruda, 12, 15, 20… y es imposible dejar de pensar que el nombre no es tan importante para el autor.

Saber quien es Vallejo es preponderante, conocer sus derroteros, su carta de vida, sus sueños y angustias. Alegría (1994) quien conoció a Vallejo desde su infancia, se refiere a él como un hombre del que fluía la tristeza “nunca he visto un hombre que pareciera más triste. Su dolor era a la vez una secreta y ostensible condición, que terminó por contagiárseme.

Cierta extraña e inexplicable pena me sobrecogió”, comentaba que en Vallejo se observaban largos silencios y angustia permanente y callada, tal vez porque Vallejo como dice su biografía, nació en un pueblo andino del Perú donde reinaban las inclemencias de la naturaleza y las sociales, tal vez porque sus primeras experiencias educativas en el sacerdocio, bajo la moral cristiana de sus dos abuelos a la que más tarde renunció, le proporcionaron una visión de la severidad y la intolerancia o bien, su experiencia compartida con un círculo elitista entre el marxismo y su crisis económica, que lo alejaban de la gente y lo mantenían ajeno a sus propias emociones, quien sabe porqué, pero quienes lo conocieron a lo largo de su vida lo describen siempre así.

“Vallejo nace cuando cierta forma de poesía está en proceso de decadencia […] su poesía, tiene sus últimas manifestaciones en el simbolismo en Francia, y en el modernismo, en el mundo hispánico. Si bien el poeta no va a inscribirse a ninguna escuela o corriente literaria de su época, no permanece ajeno a ellas” (Alegría, 1944) afirma Alegría, pero no fue so la influencia de los cambios en el arte en general: ultraísmo, futurismo, dadaísmo, surrealismo, creacionismo, sino también su contacto con los escritores de Trujillo y su mentor Antenor Orrego, lo que cambio para siempre su forma de percibir el mundo que lo rodeaba.

Sentimientos encontrados de dolor, soledad, y extrañamiento, sufrimiento por la gente que le rodeaba y por quien sentía amor y odio, repudio y compasión. Estrada (2005) comenta que otra faceta del autor es sin duda “la influencia chaplinesca, ese personaje que inútilmente busca el amor en mujeres que no le corresponden y que, a la vez, hace reír y llorar. Su amor explorado y proyectado en Trilce como se analizará a continuación.

El poema XLVI en Trilce Vallejo, quien es el sujeto lírico, le habla a una mujer que está ausente pero con la que compartió el momento que recrea a través del poema, si se contextualiza la temática con la vida del autor entenderemos el comentario de Ernesto More, íntimo amigo del poeta en París, quien comentaba sobre profundo amor de Vallejo por su “francesista venida a menos”, su melancolía cuando no la tenía cerca y su abandono cuando estaba junto a él.

El poema esta formado por una variedad de endesílabos combinados de diferentes formas, aunque está escrito en verso libre el poeta utiliza la rima asonante para brindarle cierto acento en las vocales que repite al final de cada verso, plagado de sinalefas, de sinéresis e Hiatos consigue cierta musicalidad que no recuerda para nada a los versos modernistas pero que le imparte cierta singularidad a su composición.

El ritmo se aprecia en las repeticiones constantes distribuidas en el poema de la misma forma que la medida con que se marcan los versos. El poema tiene la apariencia de un soneto. Algunas figuras literarias que se observan son: La prosopopeya que utiliza en el poema de muchas maneras diferentes, dando vida a objetos inanimados a través de sentimientos y actitudes humanas, La tarde cocinera se detiene ante la mesa […] La tarde cocinera te suplica y te llora, En su delantal que nos empieza a querer, Y muerta de hambre tu memoria viene… La exclamación: ¡Ah! que nos vamos a servir ya nada…Aliteración Más, como siempre, tu humildad se aviene, a que le brinden la bondad más triste. Supresión: en el regionalismo delatal por delantal, Anáfora, Valor para servirse de estas aves. Ah! qué nos vamos a servir ya nada.

En las diferentes estrofas del poema se emplean verbos en presente pretérito imperfecto y en primera persona del singular, personificándose (Vallejo) en cada uno de los objetos para manifestar su dolor por la ausencia y su desanimo pidiéndole que vuelva La tarde cocinera se detiene (ella, la tarde) La tarde cocinera te llora en su delatal .

En la última estrofa se dirige al ser amado en presente en la primera persona del singular Yo hago esfuerzos también por que no hay valor para servirse…En el poema a través de la petición encarecida el autor se expresa y se objetiviza a través del lenguaje, como menciona Bajtin, “el autor hace suya la palabra cuando le imprime su intención y expresividad que ha encontrado en otros contextos y situaciones”, se proyecta a través del lenguaje que a la vez se convierte en una herramienta para exteriorizar su deseo.

Ricoeur proporciona la idea de la semántica profunda, a través de la cual el lector al leer el poema se convierte en lector interpretativo y descubre dimensiones del mundo que el autor plantea a la vez que dimensiones posibles ajenas a este. Vallejo comprendió en París según afirma Flamand ( en Henderson 2006) que la poesía puede decirlo todo.

Comprendió que el sentido, la buena actitud semántica, no son absoluta, categorizó la poesía de Vallejo como Poesía “estallidos, cortes, fracturas inesperadas que rompen el ritmo […] Vigorosa furia que llegaba a despreocuparse de saber si se "comunicaba" o no con el lector o hasta desinteresarse de si el verso, la estrofa, el poema todo tenía un "sentido".

En una situación similar podemos visualizar el poema de Alejandra Pizanik, al igual que Vallejo Pizanik nació en una población de la Gran Buenos Aires, hija de un matrimonio judío padeció desde muy joven la incertidumbre de la vida, tomo diferentes caminos, carreras y profesiones y no concluyó ninguna, su inestabilidad y continuo ensimismamiento, animó a sus padres a conseguirle ayuda psicológica ,que la obligó a percibirse diferente y le publican su primer libro, más tarde aceptó su homosexualidad.

Pizanik debatió toda su vida contra de la angustia, de sus miedos, y su tristeza primitiva, Pleitez asegura “se llama a sí misma la abandonada, la huérfana, la inadaptada”, su disyuntiva, aceptar o rechazar todo lo que la rodeaba, para esta autora el mundo era un lugar horripilante, donde la inocencia se pierde muy pronto.

Pizanik conocía la vida de otras autoras reconocidas y sabía de su soledad y de sus sacrificios por el arte, entre otras admiraba a Gabriela Mistral, a Alfonsina Storni y a las hermanas Brontë, famosas ya en su época. Su continuo deseo por ser amada la sometía a la disyuntiva de decidir entre dedicar su tiempo a escribir o a buscar el amor.

La obra de Pizanik tuvo siempre un aire fatalista, denotando su confusión y recordando constantemente uno de los temas principales de su obra: la muerte, la comunicación a través de la poesía constituyó para la autora su tabla de salvación, aquello que la mantenía cuerda, y aferrada a la realidad.

La importancia de Pizanik se relaciona como afirma Vazquez, “rompe con esa raigambre en la que la poesía femenina era mero sentimentalismo, ternura y suavidad poética. Su voz se libera y dice lo que a otras voces femeninas anteriores les estaba vedado, como la crueldad y la violencia”, rompiendo al igual que Vallejo paradigmas de la poesía de la época. Recurrentes son los temas en la poesía de esta autora, la infancia, el lenguaje, el silencio, o la naturaleza sombría, todos íntimamente relacionados con su vida y su contexto.

Roca afirma que la poesía de Pizanik es “en sus más altos momentos, logra una seducción desde el espanto, lo que conllevaría también a una lectura cargada de amor-odio, de encanto-desencanto, de magnífica tensión.

En el poema En esta noche en este mundo de Alejandra Pizanik, es ella quien se presenta como el sujeto lírico a través del poema, Pizanik le habla a la cordura, a la razón, ella manifiesta su frustración porque no puede decir o explicar todo lo que tiene en la cabeza –la lengua natal castra- las ideas en su cabeza superan lo que puede expresar con palabras.

La lengua natal castra, aunque es el órgano del conocimiento resulta insuficiente, no se siente capaz de lograr lo que anhela. A través del poema se queja de que la gente no ve en ella lo que lleva dentro, y ella siente que no puede proyectarlo a través lo que escribe- lo que pasa con el espíritu es que no se ve- Pizanik reite una y otra vez que no puede sincerarse ni con ella misma, y a través de esta confusión es que escribe para mantenerse alerta, cuerda, pero una y otra vez se da cuenta de que sus palabras son incoherentes, que no dicen lo que ella quiere decir. Pizanik vivió así siempre, al borde de la locura hasta su suicidio.

Las palabras remiten según Bajtín al concepto de que estas por sí mismas, carecen de emotividad, “por consiguiente escogemos palabras según su especificación genérica […] dentro del género, la palabra adquiere cierta expresividad típica, […] de ahí se origina la posibilidad de los matices expresivos típicos que cubren las palabras. (Bajtín, 1982:267), esto queda claro en Pizanik, quien escoge palabras fuertes, la lengua castra, el órgano de la re-creación…logrando usar a buen fin el oximoron, las palabras del sueño de la infancia de la muerte.

Aunque está escrito en verso libre y sin una rima determinada, el acento contribuye a la musicalidad interna del verso donde el ritmo ( de 1 a 20) se aprecia sobre todo en las repeticiones. Algunas figuras literarias que se observan son: Anáfora: La lengua natal castra, la lengua es un órgano de conocimiento…El resto es silencio, solo que el silencio no existe….Escribo como quien con un cuchillo alzado en la oscuridad, escribo como estoy diciendo; lo que pasa con el alma es que no se ve, lo que pasa con la mente es que no se ve, lo que pasa con el espíritu es que no se ve, utiliza la ánafora con un afán reiterativo, en la que deja muy clara su invisibilidad, su desaparición.

Deprecación: oh ayúdame a escribir el poema más prescindible… Aliteración: Sabiendo que no se trata de eso siempre no se trata de eso. Paradoja: No puedo más de no poder más…

En las diferentes estrofas del poema se emplean verbos en presente y en primera persona del singular, personificándose (Pizanik) en cada una de los quejas e imprecaciones para manifestar su miedo a enloquecer, a comprometerse. En la última estrofa se dirige a Dios, pidiéndole ayuda para terminar lo que ha empezado.

Resulta difícil después de esta intrincada lectura, hacer una recomendación de cómo es que hay que hacer una lectura coherente y comprensiva de la poesía o en particular de estos poemas. La poesía contemporánea, manifiesta de tal manera el yo interno del poeta, que como escribe Henderson (2006) poetas como Vallejo dejan de preocuparse por el sentido que pueda tener para otros su poesía.

La poesía es una suerte de desahogo, de fresco remanso en que se descansa mientras se tira toda la basura que se lleva dentro, no existe una mejor manera para leer poesía que leer poesía, que analizar poesía, que escribir poesía. Pizanik en su inmensa locura que la arrastró al suicidio lo sabía y se aferraba a la posibilidad de escribir, y de tratar de expresar la turbulencia en su alma a través de la palabra.

Vallejo y Pizanik tienen cosas en común, la época, la soledad, la frustración, el pesimismo, pero también tienen en común que son poetas, poetas importantes de su época, que rompieron paradigmas y cambiaron la poesía para siempre

domingo, 3 de noviembre de 2013

"Aparentemente cada cosa tiene su sustituto. Sustitución que se sucede infinitamente. Yo creo que nada se reemplaza... "


Alejandra Pizarnik, Diarios

martes, 29 de octubre de 2013

Diversiones púb(l)icas


Alejandra - Se acabó todo proyecto literario. (pausa) ¿Quién me quiere? ¿Quién me quiso? (Triste) La gota de agua cae a ritmo sincopado, no se detiene. (En voz baja) Esta prisión me proporciona la ilusión de un refugio. Yo, Alejandra, la Troyana de Pernambuco, nieta de cabalistas, poeta predestinada a la locura, experta en abrirse camino entre las piernas, ya no necesito las calles ni las plazas, solo un colchón donde echarme. Lo más temido se ha vuelto real (pausa). Ha llegado la hora de asumir una verdad decepcionante, casi ridícula: mi condición es tan funesta que ni siquiera puede haber duelo.


(Silencio. Alejandra extrae del cajón un frasco, lo abre y se toma un puñado de pastillas. De repente se hace un absoluto silencio seguido por una súbita oscuridad. Se escucha una muchedumbre pidiendo auxilio. Al encenderse las luces, la escenografía cambia por la de un apartamento semivacío con libros rotos por todas partes: el suelo, estantes, escritorio, etc. Alejandra no está más en el escenario, solo los restos de una muñeca rota. Aparecen Mamushka y Marcelino con un vestuario diferente.)

Mamushka (con lagrimas) - Donde hubo una hija, hay cenizas y manchas de sangre y pedacitos de uñas y rizos púbicos. Su alma ha sido quemada en vida. (pausa) ¿Qué hacemos?

Marcelino - Salvarla
Mamushka- ¿De qué? ¿De quién? Todos le dieron la espalda y ahora las ratas atrapan a las trampas, la prisionera vigila a las cadenas, ella está en los espejos y me mira con angustia, a mí, la madre que encubrió al verdugo y al verdugo que blandió el hacha. Y aunque le aseguré que el hacha no caería de sus manos, voilà… el verdugo ahora encubre a una madre, y de nada valdrá, como quien dice, la idea fija. Yo estoy, respecto de ustedes, un mar más lejos.

(Marcelino se va y entra Olga)


Mamushka (Se dirige a Olga)- ¿En qué piensas?

Olga- Medito sobre la existencia incomprensible y ridícula. Sé que hay noches, versos, paisajes, suspiros, que no están detrás de mí, y si quiero descubrirlos, tendré que aprender a ser sus manos abalanzándose sobre el sufrimiento. Desde el corazón te digo, esta muerte no tiene descanso ni grandeza. Todo lo que recuerda mi boca fue borrado de la memoria de otra boca. Ahora conjuro a los elementos para que acompañen mis invocaciones, para que sean testigos y cómplices de este rito de amor.
Mamushka- Ya sé que el sufrimiento nos ciega, pero aunque nadie puede escoger otro pasado, yo necesito soltar mi queja sobre ti, para despojarme de lo que he vivido.
Olga- Debemos aceptar su muerte al igual que una heroína ridícula de tragedia griega, porque en el recuerdo sin más autocompasión ni arrepentimiento-miedo- delirio ella levantó su mano y la empuñó contra Dios. Juraría haber escuchado su grito de agonía al morir, ¿o de alegría?
Mamushka- Yo me esfuerzo por pagar mi penitencia, cometí un crimen del que fui partícipe sin saberlo. Nosotros hemos destruido el único lugar donde mi hija habitaba sin voces, ni rumores o gritos de los parientes martirizados en cámaras de gas.
Olga- El destino y la negligencia han provocado la racha de buena suerte en los que ansiaban su fama. Ahora que todo ha sucedido. Amigos, amantes, editores, hacen declaraciones a los diarios, echándose culpas. También revolotean por lo bajo preparando sus hondas: acusan, indignados por lo que ha sucedido, pero jamás intentaron ayudar; a ninguno de ellos se le había ocurrido preguntarse si las cosas estaban en orden; solo esperaban que sucediera lo previsto, es decir, su muerte.
Mamushka- Acaso, ¿no era más fácil desprenderse y así evitar caer al vacío con ella?
Olga- Ninguna de las puertas que ella abrió eran para salir. Todas estaban en el revés de los espejos y el magistral viaje culminó en sus escritos.
Mamushka - ¿Y para qué? Nadie recordará su olor a tristeza, ustedes no recordarán el gusto del vino atado a la lengua, no recordarán el color de la noche en los ojos de los ahogados sino que recordarán palabras que flotan como máscaras, como cáscaras vacías que nunca contuvieron nada, y recordarán sus ojos que pagaron al amor el mas alto tributo. Recordarán su nombre que significó mucho para quien lo llevó como un arma en la noche de los grandes encuentros y del dolor sin desenlace.

(Pausa y Olga va hacia la ventana)


Mamushka - ¿Por qué te vas?

Olga- Su casa ha sido profanada, saqueada por los violadores de tumbas…. No creo estar molestando a nadie pero debo irme.
Mamushka – Quédate un momento…
Olga- Si recogemos sus papeles podríamos reconstruir la trampa mortal.
Mamushka - ¿Qué trampa? ¿El laberinto donde sus labios exangües sorbieron los venenos de la vanidad?
Olga- Un ángel adorable con hocico de cerdo le tendió una celada y ella cayó perdiéndose en los insomnios poblados de muros, detonaciones, gritos. El aire poco a poco se tornó un campo de concentración para la niña minúscula que bailaba sobre el filo del cuchillo.

(Se oye un silbato y una marcha de ejército. Sale a escena Héleno -Poeta travesti- con un baúl en la mano)


Mamushka- ¿Qué traes en ese baúl?

Poeta travesti- Sus heridas, las flores secas que conservó detrás de la puerta, figuritas rotas de madera, una revista pornográfica usada con fines ilícitos, fotos ajadas por el tiempo, su existencia vuelta cenizas.
Mamushka- No fuimos una buena estrella para ella: pertenecemos a una raza maldita. Siempre oyendo el delirio de los lobos (pausa). Hija, era tan fácil que me la hiciste. Si la ahogada no oponía resistencia al que lo ahogaba, qué sentido tenía ahogarla, qué sentido tenía repetir una muerte, un gesto de desenlace dramático que ya se cumplió cuando era el momento. ¿Qué sentido tuvo desenterrar a los muertos y romperles los huesos a palos? ¿Qué sentido tuvo estrangular a la hija que yacía violada y fría antes de nacer?
Poeta travesti - Tranquila Mamushka, es una suerte que nadie te ayude. (Pausa) No hay nada más peligroso, cuando se necesita ayuda, que recibirla. Tu hija te deja un legado en su obra.
Mamushka- ¿Y de qué me sirve su gloria? Yo la quiero viva….¿Para qué seguimos hablando? No hay más esperanzas. Tuve un contenedor lleno de esperanzas rotas, la misma esperanza rota mil veces en realidad, y hacía rato que había puesto el candado. Sin embargo, la tenacidad y empeño con que se manifestaba el “espero una vida mejor” a pesar de mis repetidas advertencias, logró un poder imposible de ignorar. No puedo hacer otra cosa que ceder ante mis negligentes y ciegos sentimientos maternales.
Poeta travesti -(se acerca a Olga) ¿Lloras?
Olga- Tengo culpa. Pero el silencio es algo cierto, verdadero. No estamos solos. Alguien –tal vez muchos- tiemblan en este cuarto mal alumbrado, debajo de mi mano sobre el papel, entre las sombras. Gente que ella amó. Todas sus habitaciones fueron tugurios de espectros y sumideros de llamadas ahogadas por un orgullo único. Todo esto para reventar como una perra caliente, cualquier día de lluvia.
Mamushka- Busca a Marcelino.
Poeta travesti - Se niega a verte.
Mamushka- ¿Hace algo?
Poeta travesti - Ha enmudecido.
Mamushka- ¿Piensa resucitarla a través del silencio? Tuvo el papel de bufón, sí, pero nadie rió, está preso de una seriedad mortal porqué está como quien no está y se va como quien nunca estuvo.
Poeta travesti - Cada uno resucita a sus muertos de la forma que puede. También él está a cinco pasos de la muerte. …Y yo sé lo que digo, lo sé tanto que no debería decirlo de nuevo. Pero mi lengua anfetamínica no se deshabitúa de rumiar siempre lo de siempre.

(Olga da vueltas por la habitación. Camina como una autómata. Rumores de tormenta)


Olga- Poeta suicida, poeta de las palabras puras, eran legión, legión encarnizada posándose sobre tu nombre. Ahora se multiplican a medida que te destejes hasta el último hilván, apresándote contra las telarañas voraces de la nada.

Mamushka- ¿Qué haces?
Olga- Recito una elegía.
Mamushka- Aquí solo se reza.
Olga- ¿Ya no hay derecho al poema?
Mamushka- No (pausa). Acércate a la ventana.

(Olga se asoma por la ventana)


Mamushka- ¿Qué ves?

Olga- Veo a la poeta caminando por París… escribe sin tregua, fuma, bebe, ríe, hace el amor. Está rodeada de escritores jóvenes, de varios “monstres sacrés” y de artistas de cine. En este momento, se acerca una mujer al grupo a pedir un cigarrillo y…¡habla español! Tiene un acento parecido a... (pausa) se llama... (la interrumpe Mamushka)
Mamushka- Basta, ¡no sigas! cierra la ventana.

(Olga se aleja de la ventana)


Poeta travesti - Estoy cansado de tantos lamentos sin sentido, la poesía envuelta en papel celofán….

Olga- Se habla para no decir nada, travesti de los Urales.

(Mamushka comienza a hacer pucheros y posteriormente llora)


Olga- ¿Por qué lloras? Las palabras siempre nos sirvieron de guarida; siempre nos resguardaron de todo peligro. Escondidas entre ellas, la oscuridad que nos brindaban era todo lo que necesitábamos para sentirnos a salvo. Ni las arañas podrían tocarnos allí. Nadie. Ahora, ella se ido a otro universo en donde no hay gritos ni máscaras, donde los espejos reflejan sólo lo hermoso. Sin embargo, viéndote siento miedo. Estoy con pavura.

Mamushka- De repente, el mundo ha caído sobre mí. Quisiera correr y entrar en la luz. Pero en su recuerdo hay una mano dorada de mujer que me agarra del brazo y llora.
Olga- Tu solo recuerdas la criatura hambrienta que la deshabitaba.

(El Poeta Travesti recoge los pedazos de la muñeca y se la entrega a Mamushka)


Mamushka (abrazando a la muñeca) – Pensar que ella ni piensa que duerme.

Coro (Olga y el Poeta Travesti)- Golpea, golpea su cabeza, que tus manos resuenen.
Mamushka- El tiempo terminará devorando todo, hasta su memoria…
Coro (Olga y el Poeta Travesti)-Como el viento se lleva al humo.
Mamushka-No puedo oír su voz…
Coro (Olga y el Poeta Travesti) – Te toca morar el infierno en vida.
Mamushka- Ella me lleva, me arrastra…
Coro (Olga y el Poeta Travesti)- La negra muerte cubre sus ojos.
Mamushka- Olvidaré mi nombre, el suyo. Ha muerto la desdichada.


(Pausa. Se oye la campanilla de la puerta)


Mamushka- Debe ser alguien.


(Olga y el poeta travesti se van hacia la ventana y de pronto se detienen. Se oscurece la escena y enfoca a una figura fantasmal que se aproxima a Mamushka)


Hija - Nosotras, las dos, vivimos durante treinta y seis años reinventando hacia atrás. Yo fui descubriendo que eras huérfana, casada y viuda, todo bien envuelto en fotos, papeles, cajas y lápices rotos. Ahora el silencio trae hasta esta orilla los desechos más impuros: infortunios invisibles, gritos al amanecer, un poema que no supiste escuchar, ni quise escribir.

"No importa si cuando llame el amor

yo estoy muerta.
Vendré.
Siempre vendré
si alguna vez 
llama el amor."

Ahora tu dolor disuelve mi odio y la mano que se alzó para condenarte se arrepiente. Y yo ¿acaso he sabido hacerlo? Sí, estuve en el lugar de la cita, a la hora indicada, y nadie acudió. Esto es todo, no es mucho aunque es todo. Mamushka, el silencio que envuelve tus temores, tu enfermedad de posesión, conmueven mi alma despojada. Pero esta, la última vez, te digo, en el fondo de todo hay un jardín. Estoy en mi jardín.


(La hija se aleja y desaparece en la oscuridad. Un foco de luz ilumina a Mamushka quien todavía tiene los trozos de la muñeca en las manos)


Mamushka- Alguna vez pronuncié tus nombres: Buma, Flor, Sasha, Alejandra, construidos con voz pura. Ahora que la inmortalidad te cubre y tus párpados se han despoblado de la locura, declaro tu muerte por segunda vez: sed, pulmones, respiración que se vacía, playa solitaria de un tiempo acotado... (mira)

Está amaneciendo… (grita) !!! ¡hija!... Mi hija no ha muerto…. ¡hija! ¡hija!...

(Al salir se va inmovilizando. Se oscurece la escena)






Patricia Venti
(Fragmento final de Diversiones púb(l)icas)

domingo, 20 de octubre de 2013

Espera del milagro


Espera del milagro. Igualmente de niña, cuando caminaba dichosa, segura de que me seguía una presencia protectora, divina. Cuántas veces le ofrecí la ocasión de manifestarse... Me detenía con los ojos cerrados: "Va a suceder, háblame, está por suceder, háblame...".

Y ahora. Llueve y lo espero y tal vez no venga y lo amo.






Texto: Diarios. Alejandra Pizarnik

martes, 2 de marzo de 2010

Nota en a.m.



No sólo doy imágenes sino hasta reflexiones: me quejo, discuto, unifico, enciendo, corrompo, y todo ello con palabras que no son mías, y ni siquiera tengo demasiadas faltas gramaticales; todo sucede como si realmente fuera así, como si yo pensara, yo sintiese, yo viviera. Y no soy más que una silenciosa, una huérfana sordomuda, hija de algo que se arrodilla y de alguien que cae.

Pasarme las noches de mi vida escarbando en el lenguaje como una loca…


Alejandra Pizarnik

domingo, 8 de febrero de 2009

Estar

Vigilas desde este cuarto
donde la sombra temible es la tuya.
No hay silencio aquí
sino frases que evitas oír.
Signos en los muros
narran la bella lejanía
(Haz que no muera
sin volver a verte...)



Alejandra Pizarnik