viernes, 14 de agosto de 2015

Honduras: ¿Qué representa ser estudiante hoy?





Cesario Padilla (*)


Hablar de organización estudiantil en la Máxima Casa de Estudios es similar a mencionar si hay vida humana en el planeta Marte. Se ha convertido en algo desconocido para un gran número de estudiantes, especialmente en los últimos diez años. Tiene su razón de ser: la década de los ochenta, cuando fueron asaltadas las estructuras de gobierno universitario y la Federación de Estudiantes Universitarios de Honduras (FEUH), y la década de los noventa, cuando poco o nada se recuerda de los otrora frentes estudiantiles que, todavía hoy, dicen ser “la voz del estudiantado”.

Bajo ese contexto se instaura una IV Reforma que se vendió como la salvadora del caos y la ingobernabilidad (que siempre hubo) en nuestra universidad. Sin embargo, este proceso sólo sirvió para la creación de nuevas estructuras administrativas; nuevos rostros, pero con las mismas mañas en los puestos de dirección, con la trampa de los últimos cinco años: mejorar la infraestructura de Ciudad Universitaria y descuidar la de los centros regionales, y dejar completamente a un lado el asunto de la academia. La pregunta es, ¿qué pasó con lo referente al estudiantado universitario?

Parece que, en la actualidad, se ha instaurado una nueva forma de vernos como sujetos dentro de la UNAH. Las autoridades gozan de aquel alumno o alumna que sólo llega a sentarse a las aulas; de quienes sólo copian y guardan en su memoria lo que posiblemente les haya interesado. No es extraño, pues como sector mayoritario en población universitaria hemos sido atemorizados por el simple hecho de organizarnos en movimientos independientes y pretender, con ello, impulsar un nuevo proceso de organización estudiantil desde las asociaciones de carrera.

Audiencias de descargo, señalamientos ante la opinión pública, amenazas varias hasta llegar a la expulsión, es la forma en la que se trata al estudiante que simplemente pide —y pedimos— participar en el proceso de reforma universitaria actual. Un estudiantado que propone la instalación de una Asamblea Constituyente Estudiantil (ACEU) para la conformación de una verdadera representación, desde sus verdaderos puestos y cimientos: las asociaciones. Unificar un proyecto a través de la academia, el estudio, la formación política y la consolidación de una ciudadanía consciente; construir una nueva FEUH que responda a las necesidades que la actualidad nos presenta, para sentirnos representados y representadas, escuchados y escuchadas, con nuestra participación, nuestra elección en cada una de las decisiones.

No es seleccionando “de dedo” a unos cuantos estudiantes (valiéndose de su excelencia académica) dentro del Consejo Universitario, que se acabará el problema del estudiantado. No es atropellando el derecho universal de elegir y ser electos que se le pondrá la cereza al pastel. Somos nosotros y nosotras quienes debemos conocer para luego elegir a quienes ocuparán estos puestos en ese órgano de dirección universitaria, o por lo menos hacer valer lo poco que nos dejó la nueva Ley Orgánica que sepultó la paridad estudiantil.

En resumen, el estudiantado de la UNAH —aunque seamos pocos en este momento— va  y trabaja por un proceso de abanderamiento, para tomar el lugar que nos corresponde, para posicionarnos con nuestro pensamiento y nuestro accionar como el sector mayoritario que realmente somos dentro del recinto universitario.

Este proceso no sólo toma su forma en Tegucigalpa, la UNAH en el Valle de Sula desde ya nos deja grandes lecciones, con asociaciones organizadas y la creación de un verdadero órgano de representación, como es el caso de la Federación de Asociaciones de Estudiantes (FAE), sumado al acompañamiento de los diferentes movimientos independientes del ala frentista que agoniza día con día; y ese mismo camino siguen los diferentes centros regionales. Eso es ser estudiante hoy día: asumir un papel de lucha, como una juventud que se involucre, que participe, cuestione y proponga, pues sólo así se dejará huella en los pasillos de una universidad que debe “mancharse de pueblo”.



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 (*) Estudiante de la Escuela de Periodismo, procurador de derechos humanos, miembro de PEN-Honduras y militante del Movimiento Amplio Universitario (MAU).


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