No sólo doy imágenes sino hasta reflexiones: me quejo, discuto, unifico, enciendo, corrompo, y todo ello con palabras que no son mías, y ni siquiera tengo demasiadas faltas gramaticales; todo sucede como si realmente fuera así, como si yo pensara, yo sintiese, yo viviera. Y no soy más que una silenciosa, una huérfana sordomuda, hija de algo que se arrodilla y de alguien que cae.
Pasarme las noches de mi vida escarbando en el lenguaje como una loca…
Alejandra Pizarnik